Lo que sigue no es una apología a la sordera o a la enfermedad. Y menos una romantización de las fatalidades de un artista genio. ¡Ya hay demasiado de eso! Tampoco es la repetición de lo que ya hay disponible en Google. Lo que sigue es mi mirada hacia un personaje que pone en tela de juicio la noción de que todo muere.
No obstante, apapacho tu lectura con esta alerta previa: puede que se me escape (de manera inconsciente) cierta apología, o al menos destellos de fanatismo. Y la razón es súper simple: me agrupo entre quienes sienten entera fascinación por la obra de Francisco de Goya, y ante tanta emoción, es fácil excederse.
Francisco de Goya, fe de erratas de la crítica
Por estos excesos, inicio haciendo una fe de erratas como crítica de artes, en nombre de la crítica de artes. Y es lo que sigue.
El material que existe en torno a este pintor aragonés y a su obra es inmensamente extenso. Esta dimensión se hizo tal tanto por su legado como por lo que luego se ha teorizado. Por ende, sus principales estudiosos aún están en constante revisión de obras, cartas, historiografía, etc. Así pues, aunque se ha avanzado en su documentación, es muy grato saber que existe la constante interrogación.
Esta pausa y respiro se me hacen bastante lógicos y justos. Y es que parte de la crítica del siglo XIX y de mediados de siglo XX tendió a mitificar a los artífices, y más si se trataba de un genio del calibre de Goya. Lo hacían para meterlos en guiones y textos de libros inmensos, de ediciones muy costosas, de papeles brillantes y fotografías impecables, que resguardan HISTORIAS QUE VENDEN. Yo les llamo «los libros anti viajeros»; quizás tú los conoces como «libros de colección».
Desmitificando la vida bohemia de los genios
¿Sabías qué la vida de un artista se parece más a la de un ermitaño en la montaña, solitaria y creando artes, que a la del borracho eterno en un barcito de Montpellier? Te explico un poco a partir de Francisco de Goya.
Es decir, su biografía no carece de polémica. Para nada. Solamente que, (como la de tantos autores famosos como Gauguin, Van Gogh, Leonardo), han llegado hoy en día bastante sazonadas; plagadas de datos amarillistas (sobre todo sobre sus cotidianidades): la famosa riña entre Gauguin y Van Gogh y el evento de la oreja; los supuestos “autodidactas” que eran casi todos (sobre todo los de clase baja), la supuesta homosexualidad de Da Vinci. Cosas así … y que ahora algunas personas repiten en Reels virales en Instagram y en Tik Tok.
Lamento decirles que, a veces, las vidas de estos personajes se parecen más a las de un monje ermitaño encerrado pintando, que a la de los bohemios siempre borrachos de la vida boheme tan idealizada que empalaga. Y, además, porque el arte (o cuando llega la musa) se siente como un ímpetu de muchas horas del cual no te puedes zafar, al menos hasta cuándo sentiste que acabaste, y eso no da demasiado paso a la vida social. Aunque esto no se pelea con la borrachera, a veces hasta combinan perfecto. En fin… que presiento que tal pudo haber sido el caso de Goya; con sus matices pues son bien conocidas sus muchas conquistas y su constante contacto social con la aristocracia, de la cual ya él formaba parte.
Es hora de ver todo matices, lupa y ojo crítico. Y alineado a estas historias sazonadas, traigo acá la teoría de la supuesta locura de Francisco de Goya y alejamiento social después de su sordera. Por ello, y para los fines de este texto, quiero ver su sordera como metáfora del cuerpo de apagar el ruido externo, más no como una situación que lo haya aislado y enloquecido haciéndolo un genio algo así como “oscuro”. Como tanto se ha querido asegurar.
Para cerrar esta idea de desmitificar, comparto el aporte de Javier Blas en el sitio web de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, al respecto:
“Algunos de los puntos de vista reseñados han sido sometidos recientemente a revisión, lo que significa que el conocimiento de la serie [los Caprichos] no debe darse aún por concluido. Para comenzar con las dudas, conviene tomar con cautela la extendida opinión de que la enfermedad del año 1793 fue la causa principal del aislamiento del mundo y la génesis de un extremo pesimismo hacia la condición humana. La enfermedad no aisló tanto a Goya de la sociedad como se cree, de hecho continuó con la pintura de encargo y fue después de esta crisis cuando logró su tan deseado nombramiento de primer pintor de cámara. Tal circunstancia induce a replantearse la relación causa efecto entre la enfermedad y la creación de los Caprichos.”
Javier Blas, Academia de Bellas Artes de San Fernando.
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Sordera
En 1793, a raíz de una extraña enfermedad, perdió la audición. Eso, evidentemente cambió su vida, así como su cosmogonía. Lo que más se menciona es su lamento de no poder disfrutar de la música; curiosidad que lo hermana también con Beethoven y subrayo “también” porque si otra cosa los hermanaba eran sus grandes talentos.
Pasó poco tiempo para que la paleta de Goya se transformara. Ya de por sí era bastante cambiante; y de ahí que es un artista en cuya trayectoria se suspenden distintos matices pictóricos pero, además, su paso por esta vida encierra un puente en fechas, el del cambio de siglos. Puras transformaciones, puras impermanencias. Así, es posible pensar que Goya debía estar donde debía estar.
Francisco de Goya, perseverancia
Durante toda su vida persiguió valores altos. Una meta de la cual jamás desistió fue trabajar para la Realeza. De manera tal que ese fue el tranvía que decidió tomar y que lo llevó a 1799 cuando Carlos IV lo nombra primer pintor de la corte.
Esa perseverancia, esa ambición, yo diría que pueden servirnos a muchos como inspiración. Misma energía que le permitió a este autor ser muy paciente, ser acucioso, ser exquisito ante la consecución de sutilezas en las telas y drapeados: en los retratos nobles, no deja de ser sumamente llamativa la separación visual dada por la superposición de color y manchas de formas adecuadas entre un tul y una seda, como es el caso del vestido de la Duquesa de Osuna. O un tocado en negro azabache, ligeramente separado de un riso también azabache, de la duquesa de Alba.
Creo que detrás de esa perseverancia descansaba una certeza en Goya: sabía a dónde quería llegar y no descansaría hasta lograrlo. Sea un tul, sea una seda, sea una bruja, sea otra duquesa, sea pintor de cámara… y de los más influyentes en vida, incluso con el mismo peso que Velázquez.
Espejo como enraizamiento de su posición
Las Meninas es un ícono por muchas razones, una de ellas es la historia de un artista que se retrata con la Familia Real usando espejos. Es un grito elegante que reclama su lugar. «De alguna manera, tal vez a través de giros y vueltas de la vida, aquí estoy. Formo parte de una de las familias más importantes del mundo». Unas centurias se necesitaron y mucha destreza social para que Francisco de Goya realizara la misma jugada de Diego Velázquez. ¡Score para ambos!
Los Caprichos de Goya: apagando el ruido externo
Para mi (y para muchos historiadores), el bajar el volumen al ruido externo hizo de la paleta de este maestro del arte español una más íntima, más monstruosa pero (quizá) más avanzada a su tiempo. Incluso no es casual que estas sean de las piezas que hoy en día más se citen; que más espectadores deleitados atrapen.
Esta colección está integrada por 80 estampas, hechas al aguafuerte y aguatinta. Se publicó en 1799 y son conocidas como los Caprichos. Son una sátira mordaz de los errores y vicios humanos, así como de las preocupaciones y embustes vulgares de la sociedad española del siglo XVIII.
Contexto histórico y significado
En un período de gran agitación política y social, Goya utilizó su arte para criticar las costumbres y las instituciones de su tiempo. Como pintor de cámara del rey Carlos IV y amigo cercano de la duquesa de Alba, Goya tenía una visión privilegiada de la sociedad española, lo que se refleja en la mordacidad y precisión de sus críticas. Cada estampa revela las contradicciones y absurdos de la sociedad, usando figuras grotescas y escenas inquietantes para provocar reflexión y debate.
La técnica y la innovación artística en los Caprichos de Goya
Nuestro artífice demostró su maestría técnica a través de los dibujos preparatorios y los grabados al aguafuerte. Su habilidad para combinar técnicas, permitió una profundidad y textura en las estampas que le hicieron destacar. Cada una muestra un dominio de la luz y la sombra, además de una habilidad para captar la esencia de sus temas con un detallismo impresionante.
Los Caprichos en la cultura moderna
Hoy en día, las estampas de Goya se conservan en el Museo del Prado y la Calcografía Nacional, recordándonos su importancia en la historia del arte. Su influencia se extiende más allá de las paredes de los museos, inspirando a artistas contemporáneos y siendo referenciadas en la literatura, el cine y otros medios.
Preparación para el Taller Magistral
Si deseas explorar más a fondo el mundo de los Caprichos, te invito a mi taller magistral en la Casa Lamm, «Los descarnados Caprichos de Goya«. Tendrás la oportunidad de sumergirte en el genio de Goya. Exploraremos sus obras desde diferentes perspectivas y descubriremos su influencia en el mundo moderno.
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